top of page

Octubre Urbano: 10 días mirando la ciudad (y lo que decidimos hacer con ella)

Octubre Urbano no es una efeméride más: es el recordatorio anual de que la ciudad es nuestra tarea común. ONU-Hábitat nos pone sobre la mesa dos ideas que este año se complementan: responder a la crisis urbana (anticipar, resistir, adaptarse) y poner a las personas en el centro cuando hablamos de “ciudades inteligentes”. En Taller 2-12 lo hemos vivido como un ejercicio de conciencia: bajar el volumen del marketing urbano y escuchar los latidos cotidianos de la calle.


Jane Jacobs dejó escrito, con la lucidez de lo simple: “There must be eyes upon the street” (“debe haber ojos sobre la calle”). No se refería a cámaras ni a vallas, sino a la presencia viva de quienes la usan: tenderos, niños, vecinas, peatones que se reconocen. Cuando esas miradas desaparecen, la calle puede seguir “bonita” en foto, pero pierde su capacidad de cuidado. Lo hemos repetido estos días: una ciudad no se mide por el número de autos que la atraviesan, sino por lo bien que se mueven las personas, por la seguridad con la que camina quien vuelve a casa de noche, por la facilidad con la que un adulto mayor cruza un semáforo.



Cada ciudadano tiene una historia urbana que contar, y el diseño de la ciudad debe ofrecer espacio para esas memorias colectivas.” — Dolores Hayden

Desde esa escala humana aparecen otras tensiones. La gentrificación no es un eslogan: es un proceso que ya se siente en Cuenca, Quito o Guayaquil, cuando el alquiler de corta estancia y la inversión especulativa elevan precios, desplazan comercio de barrio y diluyen identidades. Revitalizar no puede significar expulsar. Si “mejorar” un área implica que sus habitantes ya no pueden costearla, hemos confundido valor urbano con valor inmobiliario. La justicia urbana comienza por esa diferencia.


ree

También nos duele el patrimonio olvidado: fachadas que fueron memoria, casas que fueron relatos, lugares que alguna vez dieron sentido a una calle y hoy están tapiados o listos para demoler. Siguiendo a pensadoras como Dolores Hayden, entendemos la ciudad como un archivo de memoria pública: no un museo congelado, sino un tejido que puede reutilizarse, reactivarse, reinterpretarse sin borrar su voz. Conservar no es resistirse al futuro; es darle continuidad.


La vivienda adecuada atraviesa todo. No basta con construir más; hay que ubicar mejor, conectar mejor, mezclar mejor. Una vivienda es digna cuando está cerca de oportunidades, cuando el arriendo no devora el salario, cuando el barrio tiene vereda, sombra, transporte, comercio local. Enrique Peñalosa lo sintetizó con una brújula ética: “Una ciudad avanzada no es aquella donde los pobres tienen auto, sino donde los ricos usan el transporte público.” La frase es provocadora, sí, pero nos obliga a mirar dónde ponemos el dinero y la prioridad: ¿en autopistas más anchas o en veredas continuas, ciclovías conectadas y buses dignos?


"La calle que no expulsa, la vivienda que no asfixia, el patrimonio que no se borra, el transporte que no humilla. Lo “sencillo” no es pobre; lo sencillo es inteligente cuando está bien pensado y bien situado."

Responder a la crisis —otra de las claves de este año— significa planificar antes del desastre y reconstruir con más justicia después. No es solo tener albergues o manuales de emergencia; es ordenar el suelo para que no urbanicemos zonas de riesgo, es sumar infraestructura verde que drene y refresque, es articular a la comunidad para que no quede a la deriva cuando falla lo institucional. En eso, arquitectos y urbanistas no podemos escondernos detrás del render: el proyecto que ignora la vulnerabilidad la multiplica.


Y sí, hablamos de tecnología, pero sin fetiches. Una ciudad inteligente centrada en las personas es la que usa datos para ensanchar derechos: alumbrar donde falta, priorizar cruces seguros donde hay siniestros, regular el uso del suelo donde el riesgo es alto, transparentar decisiones públicas. Sensores, sí; pero, sobre todo, criterio.


A lo largo de estos diez días nos ha acompañado otra voz que admiramos. Álvaro Siza recuerda que la arquitectura no empieza en la forma, sino en la realidad que la sostiene: “Los arquitectos no inventan nada: transforman la realidad.” Esa frase nos ha guiado como un antídoto contra la espectacularidad vacía. Transformar la realidad —y hacerlo con claridad— es cuidar lo esencial: la calle que no expulsa, la vivienda que no asfixia, el patrimonio que no se borra, el transporte que no humilla. Lo “sencillo” no es pobre; lo sencillo es inteligente cuando está bien pensado y bien situado.


Nuestra opinión, como Taller 2-12, es directa: una ciudad es el conjunto de decisiones que tomamos sobre quién puede quedarse. Si el resultado final embellece para unos y encarece para otros, no es progreso: es una forma silenciosa de violencia urbana. Si, en cambio, planificamos con participación, regulamos con valentía, rehabilitamos con memoria y movemos recursos hacia donde más faltan, la ciudad se vuelve un proyecto común y no un escaparate.


Quedan 21 días de Octubre Urbano, y esto recién empieza. Queremos seguir caminando contigo. Si te moviliza esta mirada —si también crees que la ciudad es un derecho— te invitamos a sumarte y traer a alguien más. Cuantas más voces, más ciudad.


Únete al canal de WhatsApp de Taller 2-12 para acompañarnos en el resto del mes.


ree




 
 
 

Comentarios


MANTENTE EN CONTACTO:

Tel:   +593 93 987 3786

Email: taller.dosdoce@gmail.com

Manta, MANABÍ 

©2025 por TALLER 2-12 Arquitectura - Urbanismo. Todos los derechos reservados

CONTÁCTANOS

¡Tus datos se enviaron con éxito!

  • Gris Icono de YouTube
  • Grey Instagram Icon
bottom of page